Conexión Berlin

El Mandala: el símbolo de un ritual antiguo y sagrado. Se coloca arena coloreada para crear un mapa simbólico del mundo antes de que el patrón sea destruido ceremonialmente y la arena arrojada al río.

En el juego de dos jugadores Mandala tratarás de obtener más puntos que tu oponente al recolectar cartas valiosas, ¡pero no sabrás qué cartas son valiosas hasta que hayas comenzado el juego!

Durante el transcurso del juego, los jugadores juegan sus cartas de colores en los dos mandalas, construyen las montañas centrales compartidas y colocan cartas en sus propios campos. Tan pronto como un mandala tenga los seis colores, los jugadores se turnarán para elegir los colores de la montaña y agregar esas cartas a su "río" y "copa". Al final del juego, las cartas de tu copa valen puntos según la posición de sus colores en el río de ese jugador. Ganará el jugador cuya copa valga más puntos.

El tapete de lino muestra dos mandalas circulares, cada uno dividido por un espacio horizontal (la montaña) para crear un "campo" para cada jugador. El tapete de juego tiene siete espacios frente a cada jugador para mantener su río de cartas individuales boca arriba y su copa: la pila de cartas boca abajo que anotan al final del juego.

Para empezar, cada jugador recibe una mano de seis cartas. Cada jugador recibe dos cartas aleatorias boca abajo en su copa, luego se reparten dos cartas aleatorias boca arriba en la franja montañosa central de cada mandala.

En tu turno podes jugar una sola carta en una de las montañas o una o más cartas iguales en uno de sus campos. Todas las cartas jugadas en un mandala deben seguir la "Regla del color": una vez que se ha jugado un color en una de las tres áreas de un mandala, las cartas posteriores del mismo color sólo se pueden jugar en esa misma área. Por lo tanto, una vez que tu oponente ha jugado cartas rojas en su campo, entonces no podes jugar cartas rojas en tu campo, y ni vos ni tu oponente pueden jugar cartas rojas en la montaña central. Si jugaste una carta en una montaña, roba tres cartas nuevas del mazo al final de tu turno; si jugaste cartas en uno de tus campos, no robas cartas nuevas.

Un mandala se completa una vez que contiene los seis colores de cartas. Cuando esto sucede, los jugadores "destruyen" el mandala, turnándose para elegir un color presente en la montaña y reclamar todas las cartas de ese color. Quien haya jugado más cartas en su campo, eligirá primero; si se da un empate, el jugador que no completó el mandala elige primero. La primera vez que reclames cartas de un color específico, coloca una de ellas en el espacio vacío de menor valor en tu río, luego coloca el resto en tu copa. Los espacios en tu río se valoran de 1 a 6 en orden, por lo que las cartas del primer color que reclames valdrán 1 punto cada una, las del segundo color que reclames valdrán 2 puntos cada una, y así sucesivamente.

Una vez que se ha destruido un mandala y se han reclamado todos los colores de la montaña, las cartas jugadas en los campos se descartan, se reparten dos nuevas cartas boca arriba en la montaña y el juego continúa.

El final del juego se activa cuando el mazo se agota o cuando un jugador agrega un sexto color a su río. Luego, ambos jugadores cuentan el valor de todas las cartas en su copa, según la posición de los colores en su río, ¡y quien tenga la puntuación más alta ganará!